NUESTRO CARISMA.

La Congregación monástica de Santa María de Monte Oliveto, es una Congregación Benedictina cenobítica, que por voluntad de su fundador, San Bernardo Tolomei, sigue la Regla de San Benito como norma de vida. 

En un principio, San Bernardo y sus primeros compañeros, inspirados por el Espíritu Santo, buscaron a Dios en el desierto. Escogieron asi la Regla de San Benito por su radicalidad en los valores monásticos y así responder a la vocación que habían recibido, poniéndose bajo el patrocinio de la Santísima Virgen María.

Como fiel hijo de la Iglesia, San Bernardo Tolomei, adoptó una estructura institucional centralizada que respondía a los deseos de los Sumos Pontífices de su época; así pues pues poco a poco que nacían las fundaciones Olivetanas, se realizaba así una unidad alrededor de Monte Oliveto. Esta estrecha unidad entre las comunidades y con la Casa Madre de Monte Oliveto garantiza un mismo vínculo espiritual entre las diversas casas. 

Gracias al Capítulo General y al ministerio del Abad General, se desarrolla un Unum Corpus, que hace crecer la caridad fraterna mas allá de los límites de cada monasterio, poniendo una unidad profundamente sólida entre una comunidad y otra. Así se exprime, teológicamente e institucionalmente, el carisma olivetano hecho por San Bernardo y sus compañeros y por el Espíritu Santo.

En el monasterio como en la familia, se siguen reglas que permiten el desenvolvimiento ordenado de la vida de todos los dias; nuestra regla es la Regla de San Benito, como ha sido vivida desde nuestro Santo Fundador. Desde la caridad hacia los demás, los monjes se sienten llamados a orar por la salvación de los hermanos y las hermanas de todo el mundo, y por esto mismo el monje acoge a todos aquellos que llegan al monasterio buscando la paz y la gracia divina a través del ministerio de la reconciliación y de la dirección espiritual.